…hay mucha gente, los trenes van y vienen. Si miro mucho
a mi alrededor no me animo a hablar con nadie, hay mucho público. Todos esperan
el metro, esperan. Van y vienen vagones, la gente sube o espera, sigue
esperando, otro en el que pueda subir y sentarse. Me mezclo entre la gente. De repente yo también estoy
esperando…
Ensayé un poco en casa. Tenía que hablar con diez
personas, no parecía difícil… aunque serían diez desconocidos.
El plan era entregar preguntas, preguntar. Pero me las
quedé todas. Compartí la lectura, pensar la respuesta. La gente no intentaba
agarrarla. Me encontré luego, escribiendo en cada cartón algo de lo que
conversé, para no olvidar y luego recordar.
Fue sorpresa la pregunta que salía de mi cartera, y la foto que le tocaba a cada persona. Sorpresa para mí, sorpresa para ellos. Las preguntas sorprendieron, generaron extrañeza, algunos contestaron con gusto, otros con miedo, otros se molestaron. Las palabras produjeron gestos, miradas, pequeños movimientos, sensaciones que vibraron de un cuerpo a otro, a veces palabras. Las fotos profundizaron el intercambio, un tiempo suspendido, algo que no se entendía, ni porqué ni para qué. ¿Qué es? ¿Por qué? ¿Qué es esto?
Le hablo a una señora ¿Puedo hacerle una pregunta? Me mira fijamente a través de sus anteojos espejados… no le veo los ojos pero los imagino… no contesta… me mira fijo… la miro… consigo un “No quiero”… me mezclo entre la gente.
Como nasce una conversa? “No sé, no se… de muchas formas
posibles… es muy difícil” entrego una foto “¿Y esto?”
¿Cómo subís una escalera? “escalón por escalón” le doy
una foto… pero casi no la agarra… me hizo notar que le di miedo… la agarró… no
usó palabras.
O que te move? La chica me miró a los ojos, mucho mucho,
me sonrió, luego dijo “las ganas de vivir” le di la foto “¿Los pies?”
¿Cuáles son las flores qué más te gustan? (dije le gustan) Me miró fijo, contestó ¿Puedo
seguir leyendo? El tono de voz fue feo, me transmitió mucha soberbia. Me fui,
no le di foto.
